¿Te sientes fuera de lugar y como bicho raro? No te preocupes, todo es parte de un proceso.
Si estás viviendo en otro país o piensas hacerlo, experimentarás cambios, pero también lograrás adaptarte. Los choques culturales no duran toda la vida.
¿Qué es un choque cultural?
El choque cultural se refiere al impacto causado por cambiar de una cultura familiar, la nuestra, a una que es desconocida.
Este impacto incluye sensaciones y sentimientos un tanto desagradables como la ansiedad, la sorpresa, la desorientación, la incertidumbre y la confusión; emociones que se sienten cuando una persona debe adaptarse a una cultura o ambiente social diferente y desconocido.
También, nos vemos expuestos al choque de un nuevo ambiente, conocer gente nueva, probar comida diferente y adaptarse a un idioma extranjero, así como la conmoción de estar separados de las personas importantes en nuestra vida como nuestra familia, amigos, colegas y maestros.
Presentamos muchos cambios, pero no crean que esta incomodidad dura por siempre. La adaptación cultural es un proceso y, como tal, tiene varias etapas.
Primera etapa del choque cultural
A la primera, se le llama etapa de la luna de miel. Durante esta etapa, todo es nuevo e interesante.
Aquí, lo único que experimentamos son sentimientos como la euforia y es común estar siempre alerta de todas las diferencias más evidentes, las que saltan a primera vista.
En esta etapa, nos sentimos emocionados, estimulados y todavía no percibimos el alejamiento de nuestro hogar, es decir, no extrañamos nada.
Y algo que es aún más característico de esta primera etapa es que, por lo regular, nos enfocamos en las similitudes entre nuestro país y el país huésped
Segunda etapa del choque cultural
Después de que todo es felicidad, llega la segunda etapa: la etapa de angustia.
Esta aparece una vez que la luna de miel se desgasta, y aquí puede ser que, de pronto, empecemos a sentirnos frustrados o molestos por el simple hecho de estar en otro país, y porque no entendemos las nuevas costumbres y valores a los que nos enfrentamos.
De igual manera, ya no sentimos emoción o euforia por las cosas, es decir, ya no se sienten nuevas, pero tampoco familiares, digamos que estamos como en una especie de limbo y; de hecho, podemos sentir cómo la extrañeza de una nueva cultura no nos permite experimentar al máximo nuevas cosas.
También, otro de los “síntomas”, por llamarlos de alguna manera, es que sintamos hostilidad hacia la forma en que las cosas se hacen en el país huésped, empezamos a idealizar la vida “de regreso a casa”.
Nos podemos sentir confundidos, solos y nos damos cuenta de que nuestro sistema de apoyo familiar ya no es accesible, es decir, tenemos que preocuparnos y ocuparnos de nosotros mismos, ya que no hay nadie cercano en quien confiemos y, aparte, ya no hay nadie a nuestro alrededor que se preocupe de o por nosotros.
Tercera etapa del choque cultural
La tercera etapa es la etapa de orientación es la primera que nos va a ayudar a conseguir la aceptación.
Aquí, es cuando empezamos a entender por qué las cosas se hacen de cierta manera, empezamos a respetar las tradiciones culturales del nuevo país.
Ya sea que las consideremos buenas, malas o extrañas, empezamos a sentirnos más cómodos en nuestro nuevo ambiente y empezamos a tener un panorama más positivo.
También, nos sentimos más confiados y mejor preparados para enfrentar cualquier problema que pueda aparecer.
Y ¡ojo! Hay que tener en cuenta que todos somos diferentes y, por lo tanto, experimentaremos el choque cultural de diferentes maneras.
Mientras que para algunos será una experiencia lineal, es decir, que vivirá estas etapas tal cual las estamos presentado, también, habrá personas a quienes les cueste más trabajo y puede que vuelvan a la etapa de angustia varias veces.
Pero esto no quiere decir que no logren sobrevivir; simplemente que le tienen que echar un poquito más de ganas.
Cuarta etapa del choque cultural
Y finalmente llegamos a la cuarta etapa: la adaptación, durante esta fase, nuestra actitud cambia para bien, ya somos capaces de funcionar en ambas culturas y, lo más importante, hemos aceptado la cultura nueva, viéndola con gran luz, pero de manera realista.
En esta etapa, ya podremos desarrollar nuestros propios hábitos y rutinas y, por fin, sentirnos cómodos y confiados al momento de tomar decisiones.
Choque cultural inverso
Pero aparte de todo esto que ya vimos, es decir, el choque cultural que se produce al cambiar de tu lugar de origen a uno extranjero, pues ¿qué creen? resulta que también existe un choque cultural inverso.
Yo creo que nadie se ha imaginado que el regresar a casa, a todo lo que conocemos, ver de nuevo a nuestros amigos y familia sea algo que nos provoque estrés, angustia o alguna mala emoción, pero lamentamos informarles que esto sí puede suceder.
El choque cultural inverso es el impacto psicológico que sufre una persona cuando vuelve a su país de origen, producido por el distanciamiento que experimentamos durante el periodo de emigración.
Durante este proceso, es común que ahora percibamos los aspectos malos de nuestro propio país de manera más negativa de la que lo hacíamos.
Y, obviamente, esto puede ocasionar tensiones si las personas de nuestro entorno perciben que estamos hablando con desprecio de nuestro país.
En este tipo de choque cultural, es muy importante señalar que estas dificultades no se presentan solo porque sí, sino que después de haber vivido en el extranjero (ya fuera por estudios, oportunidades laborales o motivos personales) al momento de regresar a su país de origen experimenta mucha frustración porque el hecho de regresar a casa puede ser vivido como un retroceso, ya que uno puede sentir que ha regresado al punto de partida.
Pero hay que recordar siempre ser resilientes y vencer todos los obstáculos que se les presenten ¡todo es para mejorar!
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